La Noche que di un Concierto Usando la Guitarra de Richard Hawley

Si hay algo verdaderamente mágico en el mundo de la música, son esos giros inesperados y experiencias increíbles que te brinda a lo largo del camino. A veces, son aventuras en la carretera que se terminan convirtiendo en anécdotas épicas, otras veces son conexiones con personas extraordinarias que encuentras en distintos puntos del viaje, y luego, en algunas ocasiones los astros se alinean y se dan situaciones que jamás pensaste pudiesen llegar a suceder.

Esta historia que estoy a punto de compartir contigo, fue una de esas experiencias excepcionales.

Algo de Contexto Antes de Llegar a la Guitarra de Richard Hawley

Corría el año 2007, tenía 29 años y mi vida en ese entonces se desarrollaba en la ciudad de Barcelona. Acababa de dar inicio a mi proyecto musical, Junior Mackenzie.

Recuerdo esos días con un cariño especial. Aunque sabía que Barcelona no sería mi hogar para siempre, disfrutaba de la ciudad, de su gente y de la vida que compartía con Stian y Edu, los músicos que me acompañaban en los primeros años de mi travesía musical.

Una noche de aquellas en Barcelona, tuve la oportunidad de abrir el concierto en formato acústico para la banda noruega Beezewax en la Sala 2 de Apolo . Yo no lo sabía entonces, pero entre el público se encontraba un ejecutivo importante de la promotora Live Nation, César Andión. La fecha exacta del show se me escapa, pero sé que fue antes de octubre de 2007.

Fue un espectáculo íntimo, interpretando mis canciones más crudas de mi repertorio de aquella época, el tipo de canciones que pretenden “estrujarte el corazón”. Supongo que esta emoción llegó genuinamente a calar en César Andión, booker de Live Nation en ese entonces.

Después del concierto, César y yo mantuvimos una conversación e intercambiamos correos electrónicos y números de teléfono.

¿Abrir un Concierto de Richard Hawley?

Pocos días después de mi actuación en la Sala 2 de Apolo, recibí un correo electrónico de César que sin duda sacudiría mi destino musical. Me ofreció la posibilidad de abrir el concierto de Richard Hawley en la Sala Apolo (¡La sala grande!) el 27 de octubre, en formato acústico. Sin dudarlo un instante, acepté ese desafío.

Siendo totalmente sincero, hasta ese momento no estaba muy familiarizado con la música de Richard Hawley. Sabía que había sido parte de Pulp junto a Jarvis Cocker, pero su repertorio era un territorio desconocido para mí. Me puse inmediatamente a investigar su música e inmediatamente quedé cautivado por su voz, su feel, su estilazo y la elegancia de sus composiciones.

Richard Hawley y su guitarra

Esta es la guitarra de Richard Hawley con la que tuve el honor de tocar aquella noche

LLegó el Día del Show de Richard Hawley

Pasaron los días con muchos nervios, y finalmente llegó la fecha.

Enfrentarse a una sala tan grande y tan llena de gente, abriendo un show a guitarra y voz es una experiencia maravillosa. Te hace crecer como músico. Te da tablas y herramientas. Pero a la vez, acojona soberanamente. Mucho más si tenemos en cuenta que abres la velada para un artista increíble, como era el caso.

Lo único que deseas, es que vaya todo bien. Y esa noche, parecía que iba todo bien.

Me acompañaba como stage manager mi amigo y baterista Stian Olsen, que estaba pendiente de cualquier cosa que necesitara.

Mi rider consistía en una guitarra eléctrica y un ampli, además de la precisa Gibson J-100 que estrenaba justamente en ese show. No hacía mucho tiempo que me la había comprado en Madrid, nada más verla en el escaparate de la tienda me enamoré de ella. Una guitarra que si hablase podría contar muchas batallas, pues a día de hoy me sigue acompañando.

Se Plantea la Tragedia

Sin embargo y para agregar más nervios al asunto , durante la prueba el sonido de mi nueva guitarra acústica no fue nada bueno. Sonaba rasgado y entrecortado. Según el técnico de la sala, la guitarra tenía el sistema de amplificación defectuoso.

¡Tragedia griega! Con esa guitarra iba a realizar la mayor parte del show….

Posteriormente pude saber, que al enviarme la guitarra desde la tienda en Madrid, probablemente algún golpe o sacudida había movido una de las piezas del sistema que amplifica el sonido.

Pero ahora volvamos a la “tragedia griega”; estaba por dar un concierto en formato acústico en una de las salas más importantes de España, abriendo para uno de los artistas internacionales más importantes del momento… y NO TENÍA GUITARRA.

Sí, podía haber salido del apuro dando el show con la guitarra eléctrica que reservaba para unas pocas canciones… pero no sería lo mismo.

No había tiempo ni manera de arreglar la guitarra. Íbamos contra-reloj y en pocos minutos abrirían puertas al público. Estaba al borde de que me diera un ataque, ya casi no me quedaban uñas que morder.

Busqué a Stian, mi compañero de banda y quién me estaba haciendo de stage manager esa noche para contarle lo ocurrido, y que me ayudara a decidir qué demonios podía hacer. Pero Stian no estaba allí… aparentemente había desaparecido durante la prueba de sonido al descubrir que la guitarra no funcionaba.

Imaginaros que yo estaba rozando el ataque de pánico.

El Giro Inesperado y un Viaje Increíble

De pronto, reaparece de la nada Stian con una guitarra acústica en las manos.

Adivinad de quién era…SÍ, era la guitarra de Richard Hawley. No era su guitarra de repuesto, sino su guitarra acústica principal. La guitarra con la cual había compuesto el LP “Lady´s Bridge”, disco que presentaba esa noche.

Desde ese momento de la noche, todo fue una vorágine. No tuve tiempo de pensar demasiado, ni de bajarme del escenario. Tan pronto hice el line check de esa guitarra se abrieron las puertas, comenzó a entrar el público en manada y empecé mi set de canciones.

Recuerdo ese concierto casi como un viaje iniciático, donde logré estar realmente conectado conmigo mismo. A pesar de los nervios vividos previamente y de estar tocando con un instrumento con el que no estaba familiarizado, creo que ofrecí un concierto que estuvo a la altura de la velada. Pienso que los instrumentos también tienen su carga mágica, que van acumulando con el tiempo gracias a sus portadores habituales… y esa noche la guitarra de Mr. Richard Hawley me transmitió parte de su mística y flow.

Apenas acabar mi set, recogí todo rápidamente y me metí en el camerino que me habían adjudicado. Respiré hondo, me limpié el sudor y pensé en pasar por el camerino de Richard Hawley para darle las gracias por prestarme la guitarra.

El Encuentro con Mr. Hawley

Uno nunca sabe muy bien cómo acercarse a las grandes personalidades de la música, y mucho menos justo antes de que salgan a escena. A mí personalmente me gusta estar concentrado y a mi rollo antes de salir a tocar, necesito ese momento para mí.

No sabía muy bien de qué forma afrontar la situación. No quería molestar, o que me consideraran una persona desubicada al interrumpir su concentración previa al show. Me arriesgaba a que me mandaran al carajo.

Finalmente toqué a su puerta y cuando me respondieron asomé tímidamente la cabeza para darle las gracias. Me ofreció entrar al camerino y acepté. Estuvimos un rato hablando de guitarras, de un amigo suyo que era luthier y que le había ajustado la guitarra que me había prestado. No fue mucho tiempo, ya que en unos minutos comenzaba su concierto, pero me sentí realmente cómodo.

En algunas raras ocasiones las estrellas más brillantes de la música, son las personas más humildes y cercanas. Y en mi experiencia directa, ese es el caso de Mr. Richard Hawley.

El Show de Aquella Noche y Lo Que Me Llevé

El concierto que ofreció Richard Hawley esa noche fue mágico. Creó una atmósfera inolvidable, todos los que estuvimos allí flotábamos en olas que nos mecían con su música. Eso sumado a que yo todavía estaba en una nube de incredulidad. Lleva un tiempo “bajar” de una experiencia como esa. Si alguien estuvo allí aquella noche, me encantaría que lo dejara en comentarios y contara su experiencia en ese show.

De lo único que me arrepentí un poco luego, fue de no haberme tomado siquiera una foto con él. Pero el arrepentimiento duró apenas 5 segundos, porque rápidamente me di cuenta de lo más importante…¿Quién necesita una foto, cuando tienes la oportunidad de llevarte algo mucho más valioso? Nadie me quitará jamás la experiencia vivida y disfrutada.

Siempre estaré agradecido a César Andión por esa y otras oportunidades, a mi amigo Stian por apoyarme y “salvarme el culo” en ese momento crítico…y por supuesto, infinitas gracias a Mr. Richard Hawley. Ojalá que la música nos vuelva a cruzar en algún momento no muy lejano.

Años después, las cosas de la vida me llevaron a grabar una versión de su preciosa canción “The Ocean”…pero esa es una historia que contaré en el siguiente blog post.

Un abrazo para tod@s,

Junior Mackenzie

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